Palabras de espiritualidad

Abasteciéndonos de palabras buenas para ofrecérselas a nuestro prójimo

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El que es puro de corazón, es de beneficio tanto para sí mismo como para quienes le rodean.

¡Qué importancia tiene una palabra buena, una palabra de aliento, de consuelo! Muchas veces es más efectiva que los mejores medicamentos. ¡Y qué fácil es pronunciarla, si proviene de tu corazón! Y, al mismo tiempo, ¡qué difícil articularla, si no nace de tu interior!

¡Sí, lo más fácil, pero a la vez lo más difícil es pronunciar unas cuantas palabras buenas!

Luego, para proveernos de palabras buenas y poder utilizarlas con nuestros semejantes, debemos hablar constantemente con Dios en nuestra oración, además de leer el Nuevo Testamento y arrepentirnos sin cesar por todas las palabras inadecuadas que hayamos pronunciado, por cada una de nuestras acciones desagradables a los ojos de Dios y por todo pensamiento impuro surgido de nuestra mente. Sólo así obtendremos un corazón puro, y de éste empezarán a brotar palabras puras y de consuelo.

El que es puro de corazón, es de beneficio tanto para sí mismo como para quienes le rodean.

(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Izbăvirea de păcate, Tâlcuire la rugăciunea Sfântului Efrem Sirul, Editura Sophia - 2008, p.152-153)