Palabras de espiritualidad

Algunos consejos patrísticos sobre la oración

    • Foto: Oana Nechifor

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Translation and adaptation:

Hermanos, respiren siempre a Cristo”, nos exhorta San Antonio el Grande, Maestro del Desierto.

El trabajo en la “Oración de Jesús” no es cosa de un solo día, sino que dura mucho tiempo, incluso años enteros, dice San Juan Crisóstomo: “Porque son necesarios mucho tiempo y mucha lucha hasta conseguir alejar al demonio y que Cristo haga Su morada en nosotros... En consecuencia, dediquémonos a la oración y esperemos al Señor, Dios nuestro, hasta que Él se apiade de nosotros.”

Entonces, no busquemos otra cosa que la misericordia del Señor de la gloria, con un corazón humilde y digno de Su piedad. Clamemos, desde el amanecer hasta el ocaso y, si es posible, durante toda la noche: “¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!”. Forcemos nuestra mente a cumplir con esta labor, hasta el final de nuestros días. Todos nuestros Padres nos dan consejos similares, cada uno a su manera y con sus propias palabras, en función de su experiencia de lucha y victoria sobre el maligno, mismo que pierde toda su osadía y su fuerza ante la oración incesante del corazón.

“Hermanos, respiren siempre a Cristo”, nos exhorta San Antonio el Grande, Maestro del Desierto. “Menciona siempre al Señor, y tu mente se hará parte del Cielo”, declara San Nilo el Sabio. Mientras más se esfuerza el hombre en la oración, más se limpia su corazón, más se ilumina su mente, mejor es su estado espiritual y más se llena su interior de la alegría del Reino de Dios, haciéndose “a semejanza” de Dios, razón por la cual Dios-Hombre, Jesús, ha cubierto todos los márgenes del cielo y la tierra con Sus virtudes, con Su Pasión y Resurrección.

(Traducido de: Comori duhovniceşti din Sfântul Munte Athos, culese din scrisorile şi omiliile Avvei Efrem, Editura Bunavestire, 2001, p. 324)