Palabras de espiritualidad

¿Cómo defendernos de las murmuraciones?

    • Foto: Stefan Cojocariu

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Translation and adaptation:

La otra parte del obstáculo que el maligno nos pone dentro, es el amor propio, “primer retoño del diablo”. En contra de éste tenemos tres armas: el nombre del Señor, el nombre de la Madre del Señor y la Santa Cruz.

Los adversarios de la salvación son: el mundo, el cuerpo y el maligno.

El mundo es palabrerío, susurro del astuto y, muchas veces, la voz de quienes viven contigo. Estos —o el mundo— te perdonarán cualquier iniquidad, cualquier retroceso de tu alma, pero nunca te perdonarán que avances para hacerte mejor. El que quiera vencer el primer obstáculo en el camino de la salvación, tiene estas tres herramientas: la paciencia, el perdón y la oración. Por eso, los que conquistan el mundo no son una partida de perezosos, sino soldados de Cristo. Así como es su lucha, así es también su salvación.

Y ya que la naturaleza del cuerpo es sorda, ciega y muda, no podrás entenderte con ella sino por medio del esfuerzo y las privaciones. Hay muchos cuya alma no quisiera que su cuerpo muriera... ¡de tal forma se han atado a las cosas del mundo! Pareciera que estamos escuchando las palabras del rico: “¡Alma mía, tienes aquí muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien !”. Pero Dios contesta: "¡Insensato! Esta misma noche te reclamarán tu alma” (Lucas 12, 19).

La otra parte del obstáculo que el maligno nos pone dentro, es el amor propio, “primer retoño del diablo”. En contra de éste tenemos tres armas: el nombre del Señor, el nombre de la Madre del Señor y la Santa Cruz.

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Lupta duhovnicească cu lumea, trupul şi diavolul, ediție revizuită, Editura Agaton, Făgăraș, 2009, pp. 21-22)