Palabras de espiritualidad

¿Cuándo soy culpable por los pensamientos que tengo?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cuando te viene un pensamiento blasfemo y lo examinas y te pones a dialogar con él, estás aceptando, de cierta manera, ser poseído por el maligno.

Padre, ¿soy culpable cuando algún pensamiento blasfemo viene a atacarme, aun sin mi consentimiento?

—Si te entristeces y no lo aceptas, no pasa nada.

Padre, ¿cuándo es culpable uno por tener pensamientos blasfemos?

—Si no sientes pesar por tener esa clase de pensamientos, sino que te detienes a dialogar con ellos, entonces eres culpable. Y mientras más aceptes esos pensamientos blasfemos, más te perturbará el demonio. Porque, cuando te viene un pensamiento blasfemo y lo examinas y te pones a dialogar con él, estás aceptando, de cierta manera, ser poseído por el maligno.

¿Y cómo se van esos pensamientos, padre?

—Si te entristeces cuando tienes esos pensamientos y no te pones a discutir con ellos, se van solos, porque nadie los está alimentando. El árbol que no es regado, se seca. Pero, cuando te complaces con esos pensamientos, así sea por un ínfimo instante, los alimentas, le das de beber al hombre viejo. Así, difícilmente se secarán.

Padre, a veces acepto esos pensamientos blasfemos… Les doy mi consentimiento, pero, cuando me doy cuenta de ello, ya no los puedo alejar de mi mente…

—¿Sabes qué es lo que te pasa? A veces, tu mente se va a otra parte, te distraes y estás como perdido, con la boca abierta… Entonces, viene el maligno, te arroja un caramelo a la boca y tú empiezas a saborearlo. Sientes su sabor, y después te cuesta sacártelo de la boca o escupirlo. ¡Përo tienes que arrojarlo una vez sientas ese engañoso sabor dulce!

¿Y si me viene un pensamiento blasfemo y lo acepto por un momento, pero después lo aparto?

—Entonces, es como si el demonio te pusiera un caramelo en la boca y tú lo saborearas un poco, para después escupirlo. ¡Pero tendrías que haberlo escupido antes! De lo contrario, te engañará con ese sabor dulce, mientras te inocula su veneno y se burla de ti.

(Traducido de: Cuviosul Paisie AghioritulCuvinte duhovnicești. Volumul III. Nevoință duhovnicească, traducere de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, ediția a II-a, Editura Evanghelismos, București, 2011, pp. 41-42)