Palabras de espiritualidad

De pecar puedes pecar solo, pero de salvarte no te podrás salvar solo

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Desde luego que puedes orar hasta en un vagón de tren, si cierras tus ojos mientras los demás callan o duermen. Pero en los demás ámbitos de tu vida no es bueno aislarte, porque el solitario está muy cerca del malo.

¿Es bueno aislarnos de los demás, no sólo al orar, sino también en nuestra vida cotidiana?

— En principio, no es bueno aislarse. Al orar sí que puedes hacerlo, para poder concentrarte. La oración implica, necesariamente, concentración. Mas la concentración no es un asunto sencillo. Se los digo por experiencia propia: aún después de muchos años la mente del hombre sigue siendo rauda y, al orar, suelen aparecer toda clase de pensamientos, ajenos a la oración. La oración requiere, pues, una enorme concentración, y ésta difícilmente puede alcanzarse cuando te rodean muchos o te hallas en medio de una aglomeración.

Desde luego que puedes orar hasta en un vagón de tren, si cierras tus ojos mientras los demás callan o duermen. Pero en los demás ámbitos de tu vida no es bueno aislarte, porque el solitario está muy cerca del malo y, especialmente, no es bueno aislarte de las personas virtuosas. Si puedes, aléjate de las personas nocivas, pero, viéndolo bien, ni siquiera de ellas tendrías que aislarte, porque serles de provecho en algo.

El hombre es un ser social, sociable, y la Iglesia es comunitaria por excelencia. Desde que eres un miembro de la Iglesia eres también comunitario y debes vivir en comunión con otros, porque, de pecar puedes pecar solo, pero de salvarte no te podrás salvar solo, sino sólo con otros y con la ayuda de otros.

(Traducido de: Mitropolit Bartolomeu Anania, Rugăciunea, izvor de putere în încercările vieţii, Editura Doxologia, 2013, pp. 66-67)