Palabras de espiritualidad

Demos los “buenos días” al Señor

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Procuremos encontrar algunos minutos, aun en medio de nuestras actividades cotidianas, para volver nuestro pensamiento y nuestras oraciones a Aquel que bendice el trabajo honrado.

La oración de la mañana es, para el hombre, lo que el rocío matinal para las plantas. Quien ora al levantarse, con la debida atención, es más feliz y se siente más tranquilo durante el resto del día.

La mente se ocupa todo el día con lo primero que le ha interesado al despertar, como un molino que tritura todo el día trigo o cizaña. Así las cosas, procuremos poner cada mañana trigo en nuestro molino, para que no venga el demonio a entrometerse y verter su cizaña en nuestra mente.

Pasemos el día que recién empieza de manera que pueda llevarnos al día eterno, y no a la noche eterna. Procuremos encontrar algunos minutos, aun en medio de nuestras actividades cotidianas, para volver nuestro pensamiento y nuestras oraciones a Aquel que bendice el trabajo honrado y recompensa lo bueno que hacemos.

(Traducido de: Ieromonahul Arsenie Boca, Vreau să schimb lacrimile voastre în bucurie, Editura Agaton, Făgăraş, 2014, p. 205)