Palabras de espiritualidad

El alma del niño es como una fortaleza bajo asedio

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El alma es como una fortaleza. Y así como en una de aquellas ciudadelas unos roban y otros hacen justicia, unos trabajan seriamente y otros por obligación, de la misma manera obran, en el alma del niño, los pensamientos y la mente.

Imagínate que eres el soberano de una fortaleza. Esa fortaleza es el alma de tu hijo. Y es que el alma es como una fortaleza. Y así como en una de aquellas ciudadelas unos roban y otros hacen justicia, unos trabajan seriamente y otros por obligación, de la misma manera obran, en el alma del niño, los pensamientos y la mente.

Algunos pensamientos somo como soldados: se movilizan en contra de otros que invitan al error; otros cuidan de la persona entera y otros protegen, además, de aquella morada, tal como lo hacen los guardianes de cualquier fortín.

Y si los soldados no utilizan su enojo de forma correcta, destruyen todo. O si uno de ellos se sale de su posición, para tomar la de otro, altera el orden del batallón. Exactamente lo mismo sucede en el alma del niño.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinţi, copii şi creşterea lor, Editura Panaghia, Bucureşti, 2009, p. 51)