Palabras de espiritualidad

El cuidado absoluto de Dios

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

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Translation and adaptation:

El cristiano siente alivio cuando sabe que puede contarle absolutamente todo a Aquel que tiene una paciencia infinita.

El Santo Apóstol Pedro no nos dice: “dejad al cuidado de Dios vuestras preocupaciones más grandes”, sino “todas vuestas preocupaciones”. Aquel que todo lo puede es capaz de realizar, al mismo tiempo, cosas grandes y cosas pequeñas. Ciertamente, el Señor, Quien nos libró de los más grandes sufrimientos y de los peores pecados, puede cargar, por nosotros, con cualquier peso.

A menudo, las preocupaciones de la vida, repitiéndose, terminan arrastrándonos a la desesperación, convirtiéndose en un tormento, como una partícula de polvo que nos entra en los ojos, haciéndonos sufrir y hasta impidiéndonos ver por algunos instantes.

Pero la vida no es un bloque compacto, una sola pieza, sino que se compone de muchas más partes, cada una con su propia importancia, tanto en su propio provecho, como de forma general. Bien podría comparársele con un tejido confeccionado con toda clase de hilos, como la seda, el algodón, el oro y la simple lana. Cada hilo tiene su propio propósito y lugar en el conjunto y belleza del tejido. Si uno de ellos se rompe, afecta la armonía del conjunto, y nosotros percibimos esto como un sufrimiento.

Naturalmente, ninguna madre permanece impasible ante las lágrimas de su hijo. Al contrario, participa de su sufrimiento tanto cuando se le ha roto un juguete como cuando se le ha rehúsado algo que deseaba con ansias. De igual forma, nuestro Padre celestial acepta con amor tomar la carga de nuestros sufrimientos, incluso la de las preocupaciones que aparentemente no tienen mayor importancia.

El cristiano siente alivio cuando sabe que puede contarle absolutamente todo a Aquel que tiene una paciencia infinita. Si encontramos algún obstáculo en el camino de nuestra vida, si tenemos alguna preocupación por el día de mañana, si ha surgido algún incidente desagradable en nuestra familia o en el trabajo, algo que no podemos resolver, venimos con todo ello ante el Señor, con la fe firme de que recibiremos de parte Suya el auxilio y el soporte que nos hace falta, porque “Él nos cuida” (I Pedro 5, 7).

(Traducido de: Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu: 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, p. 71)