Palabras de espiritualidad

El ingrediente de la humildad

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Todos conocemos casos de personas que, a pesar de haber hecho grandes cosas, por faltarles la humildad, han resultado inútiles. ¡Dios rechaza todo lo que no incluye a la humildad!

Sin la humildad, ninguna de nuestras acciones puede ser “fragante”. Es como si dijéramos: “¡Ninguna comida es gustosa si no le ponemos sal!”. Si no le pones humildad, ninguna acción tuya, grande o pequeña, tendrá la Gracia de Dios. No tendrá sabor, ni aroma, ni belleza, porque le faltan los ingredientes que sanan. El orgullo es el veneno que destruye todo y estropea por completo cualquier ingrediente. Todos conocemos casos de personas que, a pesar de haber hecho grandes cosas, por faltarles la humildad, han resultado inútiles. ¡Dios rechaza todo lo que no incluye a la humildad!

La humildad verdadera y sincera, que proviene de la experiencia, es el atuendo de la divinidad. Quien se vista con la humildad verdadera, se estará vistiendo con Dios.

Si tienes humildad, tienes santidad, y si tienes santidad, eres humilde. El Señor nos demostró en qué consiste la humildad sin límites, el amor infinito, la obediencia absoluta. Estas virtudes son indispensables para la salvación del hombre.

(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovnicești, traducere de Părintele Victor Manolache, Editura Egumenița, Alexandria, 2012, p. 29)