Palabras de espiritualidad

El pecado entró al mundo junto al abuso en la comida

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Consumimos alimentos y bebidas de una forma que no nos es beneficiosa, en nuestra calidad de hijos de Dios.

Probablemente lo hemos olvidado, pero la Biblia dice que el pecado entró al mundo junto al abuso en la comida. Todo cambió cuando Adán y Eva no supieron controlar su apetito. Comiendo del fruto prohibido, vulneraron el mandamiento de Dios... y nosotros seguimos aún ese mal ejemplo. La comida no es algo malo. El problema es utilizarla para otros propósitos, diferentes a los que Dios tuvo en mente al crearla. Consumimos alimentos y bebidas de una forma que no nos es beneficiosa, en nuestra calidad de hijos de Dios. Y la verdad es que todos tenemos este problema. Nos cuesta controlar nuestro vientre y nuestro paladar. No debe sorprendernos, pues, que los restaurantes del tipo “all you can eat” (todo lo que puedas comer) sean tan populares. Las porciones que se sirven en esos lugares son tan grandes, que con una sola podrías alimentar a una familia entera. Es una triste ironía del mundo moderno, sobre todo, sabiendo que en los países en desarrollo hay miles de personas muriendo por desnutrición.

Es cierto que necesitamos comer para poder vivir. Dios nos da las frutas, legumbres, carne, cereales, etc., para que podamos mantenernos con vida, para que podamos acercárnosle más y acercarnos a los demás también. Comer juntos es una práctica que nos acerca como personas. Esto también es válido para nuestra relación con Dios. La fortalece. Y es que entramos en comunión con el Señor y con los demás miembros de la Iglesia, cuando recibimos el alimento por excelencia para nuestra alma: la Santa Eucaristía.

(Pr. Prof. Philip LeMasters, Credinţa uitată. Vechi adevăruri din Răsăritul creştin pentru creştinii contemporani, Traducere din engleză MĂDĂLIN ENCIU, Editura Doxologia, Iași, 2016, p. 82)