Palabras de espiritualidad

Elogio de la mansedumbre y la humildad

    • Foto: Valentina Birgaoanu

      Foto: Valentina Birgaoanu

En el corazón de los mansos descansa el Señor, mientras que un corazón perturbado es trono del demonio.

La mansedumbre es el estado invariable de la mente, que sigue siendo la misma en la honra y en la deshonra. La mansedumbre consiste en orar serena y sinceramente por quien nos ofende, justo cuando nos está ofendiendo.

La mansedumbre es una pesada losa en el centro del mar de la ira, que disipa todas las olas que chocan contra ella, sin sufrir la más mínima alteración.

En el corazón de los mansos descansa el Señor, mientras que un corazón perturbado es trono del demonio.

El alma justa es camarada de la humildad. Al contrario, el astuto es siervo del orgullo. Las almas generosas se enriquecen del conocimiento, mientras que la mente dominada por el enfado es hogar de la oscuridad y la ignorancia.

(Traducido de: Sfântul Ioan Scărarul, Scara dumnezeiescului urcuș, traducere, introducere şi note de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. IX, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, Bucureşti, 1980, pp. 290-291)