Palabras de espiritualidad

¿En dónde encontrar un padre espiritual si no somos monjes?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

El padre Sofronio decía: “¡Haz de tu padre espiritual un profeta!”. Es decir, acércatele con fe y confianza, que Dios le inspirará la palabra que en verdad necesitas.

En la vida monástica es muy sencillo realizar quién podría ser tu padre espiritual. Sin embargo, ¿cómo saberlo cuando vivimos en el mundo? ¿En dónde podemos encontrar un padre espiritual si no somos monjes?

—Esta siempre ha sido una pregunta fundamental en la vida de la Iglesia, y recuerdo que San Simeón el Nuevo Teólogo decía que debemos buscar a nuestro padre espiritual con lágrimas. Pídele a Dios que te dé uno y, si no lo encuentras, háblale directamente a Él, vaciando tu alma con tu llanto de contrición, y Dios Mismo se hará tu mentor. Esto que te digo es un poco arriesgado y peligroso, pero es evidente que a día de hoy es difícil encontrar un buen padre espiritual. Pero, si somos humildes, podemos hacer de cualquiera un profeta, porque, si nos le acercamos con un corazón humilde y confianza, Dios nos hablará por medio suyo.

El padre Sofronio decía: “¡Haz de tu padre espiritual un profeta!”. Es decir, acércatele con fe y confianza, que Dios le inspirará la palabra que en verdad necesitas. Como expuse antes, la contrición auténtica nos demuestra que Dios es justo y bendito en todos Sus caminos, y que nosotros somos unos falsos. Muchas veces ocurre que nosotros, los confesores, no sabemos lo que decimos, cuando las personas nos buscan para pedirnos consejo. Algunas veces las palabras nos brotan sin darnos cuenta, con toda naturalidad... pero hay veces que no lo conseguimos. Aunque esto no depende solamente de nosotros, sino también de la fe de quien nos pide nuestra guía.

Una vez, confesando a una niña de doce años, esta me dijo: “A veces me lleno de pensamientos de vanidad. ¿Qué debo hacer, Padre?”. Y le respondí: “Agradécele al Señor por todo lo que ha hecho por ti, por cada movimiento de tu respiración”. ¡Aquella muchachita “atrapó” inmediatamente la idea y partió feliz!

(Traducido de: Arhimandrit Zaharia Zaharou, Omul cel tainic al inimii (I Petru 3, 4), traducere din limba engleză de Monahia Tecla, Editura Basilica, București, 2014, pp. 30-31)