Palabras de espiritualidad

Enfermándome...

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Que nadie se entristezca por lo que tenga que enfrentar. Es mejor atribuirle todo a la Providencia Divina, para que nuestra mente se tranquilice.

Debido a ciertos padecimientos en mis piernas, varios hermanos vinieron a visitarme y me pidieron que les hablara de las causas de la enfermedad. Creo que pretendían dos objetivos: uno, darme un poco de consuelo, y, en segundo lugar, que les dirigiera algunas palabras de provecho.

Pero, debido a que entonces el dolor no me permitió hablarles mucho, quiero hacerlo ahora. Porque el relato de la aflicción resulta agradable cuando esta ya ha pasado. También los viajeros suelen comentar con regocijo la tormenta que recién acaba de azotar al mar.

Luego, hermanos míos, es bueno atribuirle todo a Dios y convencernos de que sin Él nada ocurre. Al contrario, Él siempre hace lo que cree que es bueno y útil, aunque por fuera parezca algo provocado por cualquier causa.

Por ejemplo, podría decir que mi vientre se ha recargado por haber comido con algunos huéspedes, viéndome forzado a agradarles. Con esto, mi pierna se ha visto afectada, activando aquel latente reumatismo. Y podría dar otras razones. Porque, si quisiera, encontraría un sinfín de ellas.

Pero la más segura y más provechosa es la siguiente: “Así lo quiso Dios, porque era lo más útil para mi alma”. Por eso es que todo esto ocurrió. Porque Dios no hace nada que no sea bueno. Y todo lo que hace es muy bueno. Luego, que nadie se entristezca por lo que tenga que enfrentar. Es mejor atribuirle todo a la Providencia Divina, para que nuestra mente se tranquilice.

(Traducido de: Ava Dorotei, Diferite învăţături de suflet folositoare, XII, I, în Filocalia, vol. IX, p. 596-597)