Palabras de espiritualidad

Estudio y oración

    • Foto: Valentina Birgaoanu

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Estos dos estudiantes conocían solamente dos caminos, como habría de dejarlo por escrito San Gregorio: el de la escuela y el que iba a la iglesia.

¿Cuál tendría que ser la regla diaria de oración de un estudiante, padre?

—Hace algún tiempo, en Atenas hubo un par de estudiantes que dejaron impresionados a sus contemporáneos. Se llamaban Gregorio y Basilio. A uno de ellos toda la cristiandad lo recuerda con el nombre de San Basilio Magno o San Basilio el Grande. Al otro, como San Gregorio el Teólogo. Estos dos virtuosos alumnos de Atenas, además de sus estudios, tenían las preocupaciones del Evangelio. Estos dos estudiantes conocían solamente dos caminos, como habría de dejarlo por escrito San Gregorio: el de la escuela y el que iba a la iglesia.

Así es como deben forjar su vida nuestros estudiantes de hoy en día, entre los estudios y la oración. No sé cómo podrían confeccionarse un programa, pero, junto a los alimentos del cuerpo, que, querámoslo o no o no, todos buscamos y nos los procuramos, necesitamos también una alimentación espiritual, sin la cual podríamos morir. ¡Morir, a pesar de vivir! Morir espiritualmente. Es volvernos infértiles, eudrecidos, secos, insensibles, malos, celosos, orgullosos, etc., sin este alimento espiritual. Por eso, es bueno alimentarse con una y otra cosa. Así lo dice nuestro Señor Jesucristo: “Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6, 33)

(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan,  Ne  vorbește  Părintele  Sofian (Boghiu)vol. I,Editura Episcopiei Romanului, 1997, pp. 58-59)