Palabras de espiritualidad

La madre pertenece completamente a la familia

    • Foto: Oana Nechifor

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Translation and adaptation:

Puede que la pobreza y la necesidad deban ser aceptadas, porque no se comparan con el dolor del alejamiento de la madre.

De acuerdo al mandato del Señor, el esposo debe mantener a la familia. Por esta razón, casi no le queda tiempo para compartir con los suyos. Por su parte, la madre se entrega por completo al hogar y a los hijos. Haciendo esto, está cumpliendo con sus obligaciones ante Dios, el Estado, la sociedad y ante su propio cónyuge.

Que la madre deba trabajar fuera de casa, con tal de aumentar los ingresos familiares, es una de las peores desgracias para los hijos, si no para la familia entera. Es una vulneración a la integridad y unidad de la familia. (...)

Puede que la pobreza y la necesidad deban ser aceptadas, porque no se comparan con el dolor del alejamiento de la madre.

La historia de la Iglesia nos ofrece numerosos ejemplos del cuidado de Dios hacia las viudas piadosas. Por eso, nada puede alejar de sus hijos a una madre que se abandona en las manos de Dios y que busca, ante todo, el Reino de los Cielos. Al igual que en los primeros siglos del cristianismo, la familia sigue representando la “Iglesia doméstica”. Una familia que vive unida en el amor se caracteriza por su relaciones completamente diferentes a las de este mundo tan lleno de pecado, no existiendo en ella una delimitación entre generaciones que no terminan de entenderse.

(Traducido de: Nikolai Evgrafovici Pestov, Cum să ne creștem copiii: calea spre desăvârșita bucurie, traducere din limba rusă de Lucia Ciornea, Editura Sophia, București, 2005, pp. 33-34)