Palabras de espiritualidad

La mejor prueba de la presencia de Dios con nosotros: la alegría

    • Foto: Silviu Cluci

      Foto: Silviu Cluci

La ausencia de alegría significa no tener a Dios, en tanto que la alegría per se es una prueba de Su presencia en nosotros.

El dolor, el enfado, la agonía y la tragedia espiritual son las consecuencias de la caída del hombre, la cual se debe a su egoísmo. La arrogancia del ego engendra tristeza en el alma, cuando su estado “fisiológico” tendría que ser la alegría, porque Dios es paz, y el alma es un hálito de Dios, fue creada por Él, se dirige hacia Él. En consecuencia, la tristeza es ajena e injustificada en la vida humana.

Y, con todo, hoy en día es difícil encontrar un hombre feliz, lo cual significa que cada vez hay menos personas equilibradas, “fisiológicamente” tranquilas. La amargura es una terrible enfermedad que azota al mundo. Estamos hablando del que es, probablemente, el peor tormento de la humanidad, su drama más grande. No es solamente el inicio del castigo (eterno), sino vivir ese castigo ya desde esta vida.

La ausencia de alegría significa no tener a Dios, en tanto que la alegría per se es una prueba de Su presencia en nosotros. Si el hombre tiende a la vida mundana y se deleita con los placeres terrenales, que son pasajeros y vanos, puede que experimente cierto regocijo, sí, pero si examina atentamente su vida, verá que en realidad lo que hay allí es aflicción y angustia, como dice la Escritura: “Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal” (Romanos 2, 9).

No es posible que haya alegría ahí donde se contraviene los mandamientos de Dios, tal como es imposible que haya tristeza cuando se aplica la ley de Dios. 

(Traducido de: Arhimandritul Emilianos Simonopetritul, Despre Dumnezeu. Rațiunea simțirii, Indiktos, Atena, 2004)