Palabras de espiritualidad

La modestia de Jesús y la dureza de corazón de los hombres

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El enfermo le responde: “¡Quiero! Pero no hay nadie que me ayude”; porque, donde no hay amor, tampoco hay una sola persona que se ofrezca a ayudar.

«Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres curarte?”» (Juan 5, 6)

Jesús le preguntó: “¿Quieres estar sano?”. En esto podemos ver claramente la modestia de Jesús. Porque no le dice: “¿Quieres que Yo te sane?”, ya que no quiere pasar por alguien importante, al divulgarse la noticia de Sus milagros. Y el enfermo le responde: “¡Quiero! Pero no hay nadie que me ayude”; porque, donde no hay amor, tampoco hay una sola persona que se ofrezca a ayudar. “En consecuencia, Yo pregunto (por dicha razón)”, dice Jesús, “no solamente para que conozcas Mi plan de sanar a los enfermos, sino también para que veas la dureza de los hombres sanos de esta ciudad, porque no solo no te tienden la mano para ayudarte a sumergirte en el agua, sino que te tratan como a un enemigo cuando les pides auxilio”.

(Traducido de: Amfilohie de Iconium, Oraţii 9, traducere pentru Doxologia.ro de Iosif Agaton)