Palabras de espiritualidad

La muerte con un propósito

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

La muerte per se no es tan terrible. Lo terrible es que de ella no aprendan nada los que siguen con vida, o cuando no tiene ningún propósito.

La muerte per se no es atemorizante. Lo terrible es que de ella no aprendan nada los que siguen con vida, o cuando no tiene ningún propósito. La muerte por una causa, como la de tantos que se sacrificaron en las prisiones del régimen comunista, no fue una muerte en vano. Y si los honramos por ese sacrificio, si encendemos una vela en su memoria y valoramos su martirio, es que no murieron inútilmente, porque entendemos y recordamos su oblación. Preguntémonos, ¿acaso las personas que han muerto por culpa de alguna epidemia o en algún accidente son honradas de la misma forma en que lo hacemos con quienes ofrendaron su vida por la patria?

Por eso, los que consiguieron escapar de los horrores de las cárceles comunistas deben dar testimonio en nombre de los que murieron en allí. En cada prisión la muerte no eligió, sino que tomó lo que quiso y a quien quiso llevarse, pero también como lo dictó Dios.

(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri duhovnicești, Editura Eikon, p. 64-65)