Palabras de espiritualidad

La salvación que viene por medio de mi semejante

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

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Translation and adaptation:

Todo lo que los santos hacen por nosotros, por amor a Cristo, debemos hacerlo también nosotros por los demás. Sólo así estaremos cumpliendo con la ley divina de Cristo.

Para cada uno de nosotros, el trabajo de la salvación es universal y santo. Nos salvamos por medio de nuestro semejante, solamente por medio de nuestro semejante. Nuestros hermanos, los santos, visibles e invisibles, nos sostienen y nos guían en el camino de la salvación, nos conducen en la Gracia que viene por medio de sus oraciones, nos protegen por medio del sacrificio que hacen por nosotros, con las lágrimas que derraman por nosotros, por medio de su fe para nosotros y con su amor para nosotros.

En este difícil camino hacia la salvación, cuando, debido a nuestra debilidad humana, caemos en pecado, ellos nos aconsejan y nos ayudan a enmendarnos. Cuando cedemos y perdemos las fuerzas, cuando nuestra “pequeñez de alma” golpea nuestro corazón, ellos nos fortalecen y nos consuelan. Cuando llegamos a la impotencia, cuando nos debilitamos en la lucha espiritual, cuando tropezamos, cuando resbalamos o cuando nos golpeamos, ellos nos ayudan y nos fortalecen. Cuando no podemos escapar del vicio de la ira, el enojo o cualquier otra pasión, ellos nos apoyan con su paciencia, oraciones y santidad.

Y todo lo que ellos hacen por nosotros, por amor a Cristo, debemos hacerlo también nosotros por los demás. Sólo así estaremos cumpliendo con la ley divina de Cristo. Porque el amor de Cristo nos empuja a vivir para los demás, salvándonos a nosotros mismos por medio del cuidado evangélico que demostramos a nuestros semejantes.

(Traducido de: Arhimandritul Justin Popovici, Epistola întâia către Tesaloniceni, Editura Bizantină, București, 2005, p. 130)