Palabras de espiritualidad

Las oraciones de nuestra Purísima Madre

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Si nuestro Señor cumple lo que nosotros, que somos pecadores, le pedimos en nuestras plegarias, ¿es posible que Él le vuelva el rostro a Su Purísima Madre, cuando ella intercede por nosotros ante Su Trono?

El Señor dijo: “Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra y al que llama se le abre. ¿O quién de vosotros si su hijo le pide pan le dará una piedra? O si le pide un pez, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará cosas buenas a quien se las pida! (Mateo 7, 9-11). Con estas palabras, el Señor siembra en nosotros la esperanza y la certeza de que neustras oraciones a Él serán atendidas.

Y nos pregintamos: si nuestro Señor cumple lo que nosotros, que somos pecadores, le pedimos en nuestras plegarias, ¿es posible que Él le vuelva el rostro a Su Purísima Madre, cuando ella intercede por nosotros ante Su Trono? Además, las oraciones de la Madre del Señor son incesantes, permanentes.

A esto habría que agregar que, en la visión de San Andrés “el loco por Cristo”, la Madre del Señor se mostró orando con lágrimas ante Dios. Ella ora así, porque nos ama mucho. “¡Amo mucho a toda la cristiandad!”, dijo en la visión de un justo de Dios. Pero el problema es que el pueblo cristiano, los cristianos ortodoxos, viven cometiendo pecados, arriesgándose todo el tiempo a morir, razón por la cual necesitan la constante mediación de la Madre del Señor ante el Trono de Dios.

(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim (Sobolev) Făcătorul de minuni din SofiaPredici, Editura Adormirea Maicii Domnului, București, 2007, pp. 49-50)