Palabras de espiritualidad

Las palabras suaves aligeran el sufrimiento del alma

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Te voy a dar el bálsamo de la palabra consoladora, hasta que la herida de la tristeza se cierre completamente. Si los médicos tratan las heridas del cuerpo hasta que desaparece todo el dolor, ¿por qué no podríamos hacer lo mismo cuando la que sufre es el alma?

Es importante que el que sufre de tristeza no se cierre en sí mismo, porque esto podría servir sólo para que la enfermedad avance; al contrario, lo que debe hacer es salir de ese estado, compartiendo sus pensamientos con algunos virtuosos sacerdotes, por medio de conversaciones espirituales. Sólo así podrá escapar de tal clase de pensamientos, recibiendo de los sacerdotes palabras de aliento que le serán de mucha utilidad. San Juan Crisóstomo nos muestra la fuerza sanadora de las palabras espirituales, para quienes sufren de tristeza:

Te voy a dar el bálsamo de la palabra consoladora, hasta que la herida de la tristeza se cierre completamente. Si los médicos tratan las heridas del cuerpo hasta que desaparece todo el dolor, ¿por qué no podríamos hacer lo mismo cuando la que sufre es el alma? La tristeza es una herida del alma que debe ser lavada con el agua benefactora de la palabra suave. Sí, las palabras mansas alivian el sufrimiento del alma, de una manera mejor que los efectos del agua que utilizamos para lavarnos las heridas de nuestro cuerpo. Los médicos utilizan una esponja para lavar esas heridas. Nosotros utilizamos nuestra habla para ofrecer el mejor medicamento. No necesitamos fuego para calentar el agua, porque la gracia del Espíritu Santo es la que enciende nuestra palabra. Y he aquí que hoy intentamos consolar sus almas, porque si no lo hacemos nosotros, ¿en dónde podrían encontrar Ustedes alivio para sus penas?”

(Traducido de: Jean Claude Larchet, Terapeutica bolilor spirituale, Editura Sofia, p. 504)