Palabras de espiritualidad

Las quejas contra el prójimo y contra Dios

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¡Qué mal tan grande el de los lamentos, las quejas, los caprichos! La queja es la hija de la ingratidud y el desagradecimiento.

Vayamos donde vayamos, en todas partes no hallaremos más que lamentaciones. No solamente en los regímenes defectuosos y pecadores en los que reina la injusticia surgen —con razón— las protestas de las personas; también en las sociedades más impecables la queja encuentra un modo de inmiscuirse y de inocular gota a gota su veneno. ¿No era una sociedad santa, la de los primeros cristianos? ¿Acaso los apóstoles no cuidaban de los cristianos? Y, sin embargo... Como dice el libro de los Hechos de los Apóstoles, también ellos tuvieron que hacer frente a algunas protestas. O recordemos la conocida Parábola del Hijo Pródigo, en la cual el hijo mayor se quejó con su padre por no haberle dado al menos un cabrito para festejar alguna vez con sus amigos. Nada le faltaba en casa de su padre; de hecho, lo normal es que se sintiera satisfecho y agradecido... ¡pero le faltaba aquel cabrito!

Los hombres se quejan los unos de los otros, hasta llegar al punto de lamentarse y mostrarse desagradecidos contra Dios. Incluso encuentran motivos para acusarlo a Él. ¿No llueve? ¿Por qué no llueve? ¿Llueve? ¿Por qué llueve precisamente hoy? ¿Está nevando? ¿Por qué tenía que empezar a nevar? ¿Hace calor? ¿Qué pasa con tanto calor? En fin, son una infinidad de reproches, lamentos y muestras de descontento. Cuesta escuchar un: “¡Gracias, Señor!”, por todas las bondades que Él nos da. Tales personas, aunque fueran llevadas al Paraíso, ahí también se quejarían. ¡Qué mal tan grande el de los lamentos, las quejas, los caprichos! La queja es la hija de la ingratidud y el desagradecimiento. Seamos correctos, seamos agradecidos, aprendamos agradecer a nuestros semejantes y, ante todo, a Dios, por todas las bondades de las que nos gozamos.

(Traducido de: Ne vorbeşte Părintele Augustin, Mitropolitul de 104 ani – Predici ale Mitropolitului de Florina, Părintele Augustin Kandiotis, vol. XIII, traducere de Valeriu Paloş, Editura Metamorfosi, 2013, pp. 117-118)