Palabras de espiritualidad

Los primeros años de vida del niño

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

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Los primeros tres años de vida tienen una importancia vital en el crecimiento físico, mental y espiritual del niño. En estos primeros años se modela su carácter. Esa lucha, la de los padres, puede ser dura y extenuante, pero merece todo esfuerzo.



 

Los primeros tres años de vida tienen una importancia vital en el crecimiento físico, mental y espiritual del niño. En estos primeros años se modela su carácter. Esa lucha, la de los padres, puede ser dura y extenuante, pero merece todo esfuerzo.

En sus primeros meses de vida, el bebé depende casi completamente de su mamá; no obstante, es importante que, desde esa primera etapa, conozca también el amor de su padre. Esto es vital, tanto desde el punto de vista psicológico, como desde una perspectiva espiritual. Una de las tragedias de nuestros tiempos es que muchos niños crecen sin tener cerca a sus papás; lo peor de esto es que, usualmente, la imagen que esos niños tienen de sus papás es una negativa, si es que llegan a tenerla. Y tal situación afecta también la relación de estos niños con Dios, el Padre celestial. Así las cosas, los papás deberían esforzarse en compartir mucho más tiempo con sus hijos.

Aunque el bebé llore ruidosamente y no deje que sus padres duerman durante la noche, o aunque les impida permanecer atentos durante la Divina Liturgia, estos no deben olvidar que el pequeñito es una criatura de Dios, un hijo Suyo, un don que Él les envió... Viéndolo así, comprenderán que no tiene sentido irritarse en contra del bebé. Los primeros tres años de vida tienen una importancia vital en el crecimiento físico, mental y espiritual del niño. En estos primeros años se modela su carácter. Esa lucha, la de los padres, puede ser dura y extenuante, pero merece todo esfuerzo. San Juan Crisóstomo nos dice, “es un trabajo que implica un gran esfuerzo, pero finalmente estás trabajando para tí mismo, porque tu vida será mucho más fácil si tus hijos son virtuosos”.

(Traducido de: Maica Magdalena, Sfaturi pentru o educație ortodoxă a copiilor de azi, Editura Deisis, Sibiu, 2006, pp.30-31)



 

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