Palabras de espiritualidad

Los salmos y su importancia en la oración del cristiano

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Dios de mi salvación, ante Ti estoy clamando día y noche”.

Algunas veces, el creyente clama: “Señor, escucha mi clamor, estén Tus oídos atentos al grito de mi súplica”[1]. Otras veces: “Señor, escucha mi plegaria, llegue hasta Ti mi grito” [2]. Y, nuevamente: “A Él clamó mi boca, la alabanza ya en mi lengua” [3]. Cuando habla en silencio y con serenidad, aquel que ora con su corazón dice: “Con todo el corazón busco Tu favor, tenme piedad conforme a Tu promesa” [4]. Además, “Te doy gracias, Dios, de todo corazón, cantaré todas Tus maravillas” [5]. Y “Señor, ponme a prueba, pon en el crisol mi conciencia, mi corazón” [6]. Asimismo: El justo se alegrará en el Señor y en Él confiará; se congratularán todos los de recto corazón” [7]. De esta forma continúa la expresión calitativa del dolor humano, por medio de oraciones, súplicas, peticiones, agradecimientos, alabanzas y cualquier otro medio considerado adecuado para dar a conocer la bondad divina y la necesidad humana.

El salmista también divide sus oraciones de acuerdo a las horas del día: “Siete veces al día yo te alabo por Tus juicios que son justos” [8] y: “Dios de mi salvación, ante Ti estoy clamando día y noche” [9]. Además: “Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios” [10]. Y, en otra parte: “Me adelanto a la aurora y pido auxilio, en tu palabra espero. Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche, a fin de meditar en Tu promesa” [11].

Entonces, ¡por la mañana, al mediodía, en la noche y en todo momento te seguiré glorificando, Señor!

(Traducido de: Gheron Iosif VatopedinulCuvinte de mângâiere, Editura Marii Mănăstiri Vatoped, Sfântul Munte, 1998, traducere de Laura Enache, în curs de publicare la Editura Doxologia)

[1] Salmos 129, 2.

[2] Salmos 101, 1.

[3] Salmos 65, 16.

[4] Salmos 118, 58

[5] Salmos 9, 1.

[6] Salmos 26, 2.

[7] Salmos 63, 8.

[8] Salmos 118, 164.

[9] Salmos 87, 2.

[10] Salmos 118, 62

[11] Salmos 118, 147-148.