Palabras de espiritualidad

Para vivir la vida y entender la muerte

    • Foto: Doxologia

      Foto: Doxologia

Hasta hoy has vivido a nivel existencial. Vives en existencia, pero todavía no has entrado a la vida.

Tengo treinta años y me obsesiona el paso del tiempo. Siento que se va demasiado rápido… Algunas veces, ese sentimiento es tan fuerte, que me quedo como paralizado, incapaz de hacer nada, con un vacío inmenso en todo mi ser, como petrificado ante el movimiento de la vida. 

—Ese temor proviene de una negación. Hasta hoy has vivido a nivel existencial. Vives en existencia, pero todavía no has entrado a la vida. Haz una pausa y verás que no morirás. No necesitas del tiempo, porque eres eterno. ¡Eterno! Jamás te extinguirás. Simplemente pasarás por muertes y resurrecciones. Moriste de bebé para ser niño, de niño para ser adolescente, de adolescente para ser joven, de joven para ser adulto, después llegarás a anciano… Mírame a mí: soy una ancianita feliz. No temas, ¡es bueno llegar a viejos! ¡Que Dios les conceda a todos que puedan alcanzar la vejez! Cierto es que la edad es como un pesado abrigo, pero, de lo contrario, ¿quién aceptaría desvestirse de este hombre viejo, para vestirse con uno nuevo? Sí, la edad es un pesado abrigo, porque es un ropaje cargado de vida… ¡y también tiene su encanto! ¡Oh, qué encanto tiene la vida! ¡Y después viene la muerte, que es aún más maravillosa! ¿Duele? ¡Pero si toda la vida duele! ¡Y vale la pena, porque es nacer a la eternidad! Si no fuéramos eternos, ¿qué sentido tendría seguir viviendo? ¿Para qué sufrir tanto? ¡Pero somos eternos, hijos míos! Atrevámonos a alegrarnos. Entonces, volviendo a tu inquietud, te recomiendo que trabajes en vencer esa animadversión hacia la eternidad y en entrar en relación con Dios, Quien es eterno y te concede el don de la eternidad a ti también, y verás cómo desaparecen tus temores. Es como una angustia temporal. Debes pasar del nivel de una existencia que simplemente se vive, a una vida en la cual tendrás satisfacciones y grandes alegrías. ¡Ánimo! ¡Hay que nacer!