Palabras de espiritualidad

A propósito de los “matrimonios de prueba”

    • Foto: Nicolae Pintilie

      Foto: Nicolae Pintilie

La moral cristiana no permite estas cosas. Son cuestiones que destruyen a nuestra nación.

Ustedes han visto cuánto se ha discutido y se sigue discutiendo el tema de la legalización del matrimonio homosexual. Antes fue la cuestión del aborto. Después comenzaron a introducir los burdeles. Bien, todo esto es importado. Luego aparecerá otro tema de estos para discutir, otra miseria de Occidente por importar. En primer lugar, hablemos de los “matrimonios de prueba”. Las parejas pueden vivir habiéndose casado o no. Vivir juntos sin haberse casado recibe el nombre de concubinato. Pero el “matrimonio de prueba” no es concubinato, es una declaración ante el funcionario público por la cual ustedes, chico y chica, por un período de 2 meses, 2 años o 4 años vivirán juntos para “probarse”, para ver si se entienden, para ver si “encajan”.

La moral cristiana no permite estas cosas. Son cuestiones que destruyen a nuestra nación. Para nosotros es importante ser parte de una nación, porque en el Juicio Final cada uno será llamado en su propio pueblo, Los migrantes no serán juzgados con la gente del pueblo en donde residen. En el Valle de Josafat, dice el profeta, se juntarán todos los pueblos. Reuniéndose, Dios juzgará a cada pueblo y a cada individuo por separado. Por eso es importante la idea de nación, por eso es que no debemos ser indiferentes con lo que sucede con nuestro pueblo.

Alguien dirá: “¿Y qué podemos hacer ante esta situación?”. Oponernos. Hemos hecho campañas recogiendo firmas y, con la ayuda de todos, algo se ha conseguido. Sigamos haciéndolo. Pero no esperemos tener un éxito completo. No seremos aceptados, porque los cristianos nunca lo fueron. “Yo no soy de este mundo”, dijo el Señor; así, no hagamos las cosas del mundo. Vivamos en el mundo, pero no hagamos lo que el mundo hace. El pueblo de Dios es un pueblo elegido. Quien entra en el pueblo de Dios debe trabajar las cosas de Dios, de lo contrario él mismo se está excluyendo.

(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soțul ideal, soția ideală, Editura Anastasis, Sibiu, 2011, pp. 230-231)