“¿Qué es el bien?”. He aquí una pregunta muy difícil de responder. El “bien” es una noción que varía en función de los hábitos, la cultura, las condiciones de vida, la evolución del comportamiento social y, finalmente, de una persona a otra. En realidad, para un cristiano cuya fe no es solamente una tarjeta de presentación, el “bien” es todo lo que nos lleva a unirnos nuevamente con Dios, la Vida, tomando como único criterio posible la enseñanza divina. La experiencia nos demuestra que las Santas Escrituras tienen la solución para la mayoría de preguntas que nos podemos plantear, incluso esas relacionadas a las técnicas más modernas de medicina, con la condición, no obstante, de ser leídas en espíritu o de sentir el espíritu de aquellas formulaciones, sin buscar una respuesta literal o una receta inmediata. La dificultad es, entonces, respetar esa exigencia, sin tratar de justificar cualquier forma de dejadez espiritual, por medio de las interpretaciones personales, que llegan a ser más o menos equivocadas: “No inclines mi corazón a la maldad, para exculparme de mis faltas...” (Salmos 140, 4).

(Traducido de: Dominique Beaufils, „Credința ta te-a mântuit” - o viziune ortodoxă asupra bolii și a morții, Doxologia, Iași, 2010, p. 216)