Palabras de espiritualidad

Seamos simples y buenos, sin pensamientos arteros, para atraer la gracia de Dios

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Ante todo, la bondad y la simpleza atraen la gracia de Dios; ellas son la base para que Dios venga y halle morada en nosotros. Pero el bueno debe conocer también las artimañas del maligno y de los hombres, porque habrá de sufrir mucho.

Que su corazón sea simple, no falso y mentiroso; bueno, pero no astuto e interesado. El alma simple y buena es buscada por todos y todos hallan sosiego en ella; todos se le acercan sin temor, sin dudas. Esta alma vive con paz interior y tiene buenas relaciones con todos los demás y con la entera creación.

El bondadoso, el que es bueno y bello, el que no tiene pensamientos astutos, atrae la gracia de Dios. Ante todo, la bondad y la simpleza atraen la gracia de Dios; ellas son la base para que Dios venga y halle morada en nosotros. Pero el bueno debe conocer también las artimañas del maligno y de los hombres, porque habrá de sufrir mucho.

En las Santas Escrituras, la Palabra de Dios nos habla claramente sobre la simpleza y la delicadeza: “Amen la justicia, ustedes que gobiernan la tierra, tengan para con el Señor los sentimientos que convienen, búsquenlo con un corazón sincero. Porque se deja encontrar por los que no lo provocan, se manifiesta a los que le tienen confianza. Sepan que los razonamientos tortuosos alejan de Dios: La Omnipotencia pondrá en su lugar a los insensatos que la ponen a prueba. La Sabiduría no entrará en un alma mal dispuesta, ni habitará en un cuerpo esclavo del pecado” (Sabiduría 1, 1-4).

Simpleza y bondad. Esto es todo lo que hace falta para obtener la gracia divina. ¡Cuántos misterios se esconden en las Santas Escrituras!

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003,  pp. 235-236)

 

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