Palabras de espiritualidad

Tenemos que aprender a ser humildes y pacientes

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cuando alguien te humille o sea injusto contigo, haz todo lo posible por perdonarlo, siguiendo lo que dice el Evangelio: Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames” (Lucas 6, 30).

Nuestro deber es ser pacientes en todo, con gratitud y amor a Dios. Esta vida dura solamente un instante, en comparación con la eternidad. Por eso, dice el Apóstol: “los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros” (Romanos 8, 18).

Cuando el maligno te ataque, soporta en silencio y abre tu corazón al Señor.

Cuando alguien te humille o sea injusto contigo, haz todo lo posible por perdonarlo, siguiendo lo que dice el Evangelio: “Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames” (Lucas 6, 30).

Cuando los otros nos insulten, tenemos que considerarnos indignos de ser encomiados, porque, si lo mereciéramos, nos elogiarían.

Tenemos que hacernos humildes todo el tiempo, también ante los demás, como nos lo enseña San Isaac el Sirio: “Hazte humilde y verás la gloria de Dios en tu interior”.

Amemos, pues, la humildad, y veremos la gloria divina. Ahí donde hay humildad, la gloria de Dios se concede en abundancia. Ahí donde no hay luz, todo es oscuro. Cuando el hombre no tiene humildad, no hay nada en su interior. Y lo que manda ahí es la oscuridad.

(Traducido de: Un serafim printre oameni – Sfântul Serafim de Sarov, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Egumenița, 2005, pp. 341-342)