El cristiano no puede ser un ingenuo
Dios no prohibió el conocimiento, porque es un don del Espíritu Santo.
¿La expresión “cree y no indagues” aparece en la Biblia? ¿Cuál es el origen de esas palabras?
—¡En absoluto! Yo creo que algunos, en distintos diálogos teológicos, especialmente en el medio occidental —en el cual durante un tiempo se prohibió al pueblo la utilización de las Escrituras, para evitar malas interpretaciones y posibles causas de herejía—, dieron origen a este sintagma extraño, atribuido ignorante y maléficamente a la misma Biblia.
Dios no prohibió el conocimiento, porque es un don del Espíritu Santo, tal como lo consigna el profeta Isaías (capítulo 11, versículos 1-3). Dicho de otra manera, la ignorancia es algo grave, porque un cristiano auténtico no puede también ser un ingenuo. En el Evangelio según San Juan, el Señor, al orar, dice: “La vida eterna es que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo”. Conocerlo significa, implícitamente, conocer la creación, lo que Él ha hecho, porque “Todo fue hecho por Él y sin Él nada se hizo”. Así pues, no se trata de que se prohíba el conocimiento, sino el conocimiento ambiguo.
(Traducido de: Andrei Pleșu, Gabriel Liiceanu, Sorin Dumitrescu, Dialoguri de seară. Părintele Galeriu, Editura Harisma, București, 1991, pp. 90-91)