Palabras de espiritualidad

El milagro del agua en el monasterio Mar Saba

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Soberano, Señor y Dios nuestro, si así lo dispone Tu sabiduría, si es del agrado de Tu buena voluntad y Tu gracia que este lugar sea habitado por tantos varones que le temen a Tu nombre, dirige Tu mirada a nosotros y haz que brote agua en las cercanías del monasterio, para bien nuestro”.

«Debido a que el manantial quedaba muy lejos del monasterio, los monjes se agobiaban y sufrían para traer agua. Así, viendo el pesar que esto le provocaba a los monjes, el bienaventurado Sabas comenzó a orar una noche, lleno de fervor: “Soberano, Señor y Dios nuestro, si así lo dispone Tu sabiduría, si es del agrado de Tu buena voluntad y Tu gracia que este lugar sea habitado por tantos varones que le temen a Tu nombre, dirige Tu mirada a nosotros y haz que brote agua en las cercanías del monasterio, para bien nuestro”. Cuando estaba terminando de pronunciar estas palabras, oyó un fuerte ruido brotando de la tierra, como el torrente de un río; escrutando en el exterior, en aquella noche de luna llena, divisó un asno salvaje removiendo la tierra con una de sus patas. Luego de unos minutos, el animal metió el hocico en la tierra y comenzó a beber. El venerable padre, como era de esperarse, pensando que todo era obra de Dios, corrió al sitio en donde el asno había hecho la zanja y —¡Oh Cristo, por Tu inefable Gracia!— vio como de la tierra empezaba a borbotear el agua cristalina, misma que a día de hoy sigue manando en medio del monasterio, sin disminuir su torrente ni siquiera en verano, a pesar de que todos los monjes la utilizan en abundancia. También en tiempos de San Sabas se construyeron varias cisternas para juntar el agua de la lluvia, utilizada para las necesidades de la Lavra. De esta aghiasma (agua bendita) beben sólo los padres, aunque también se les da la bendición a los fieles que llegan al monasterio para que la consuman (por sus beneficiosas propiedades). Esta agua tiene un gusto muy agradable, muy ligero, y en verano es más fría y refrescante. Brota de la parte derecha y más baja del monasterio. Por las oraciones de Tu Venerable Sabas, Señor, apiádate de nosotros y sálvanos. Amén.»

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Apologeticum, p. 5)