Palabras de espiritualidad

Nuestro Señor y Su amor por los niños

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños (Mateo 11,25).

Jesús no ama a los niños solamente como inocentes modelos del candidato a la perfección del Reino, sino también como auténticos mediadores de la verdad. Su candidez es más luminosa que el más grande de los conocimientos, su pureza es más poderosa que la sabiduría que esconden los discursos más racionales. Sólo un espejo nítido podría recibir los destellos de la revelación: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños (Mateo 11,25).

Para que pueda descubrir otra vez el nuevo Paraíso, el reino de la inocencia y del amor, el adulto debe volverse niño. Este, por la Gracia del nacimiento, es, desde el comienzo, como deberían de ser los adultos, aún después de enormes esfuerzos.

(Traducido de: Din învățăturile Părintelui Arsenie Boca, Tinerii, Familia și copiii născuți în lanțuri, Editura Credința Strămoșescă, 2009, p. 180)