Palabras de espiritualidad

“Sería mejor que no ayunaras, si lo haces jactándote de ello”

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Una cosa es asistir a alguna reunión en la que no se va a servir comida “de ayuno”, cuando tú quieres ayunar como decisión personal, y otra ayunar porque así lo dispone la Iglesia.

Padre, ¿qué nos recomienda hacer cuando, hallándonos en período de ayuno, acudimos a visitar a algún pariente y éste nos sirve toda clase de comida?

—¡Dile que estás ayunando, y que ayune él también! Querido hijo, como dice el Paterikón, eso de “estoy ayunando” significa que se trata de una norma tuya, no una de la Iglesia. Yo, por ejemplo, cuando al visitar a alguien veo que me sirven comida que no es “de ayuno”, hallándonos en tiempo de ayunar, rehúso comérmela. ¿Por qué? ¡Porque también esa persona tendría que estar ayunando! ¡No nos olvidemos que actualmente contamos con unas disposiciones muy claras y precisas, en lo que respecta al ayuno! Antiguamente no existía esa organización tan exacta que conocemos en nuestros días, por eso es que había quien hacía esto o aquello... Y es que una cosa es asistir a alguna reunión en la que no se va a servir comida “de ayuno”, cuando tú quieres ayunar como decisión personal, y otra ayunar porque así lo dispone la Iglesia. Cierta vez, en una reunión, un monje dijo en voz alta: “¡Yo no voy a probar nada de esta comida, porque estoy ayunando!”. Y el stárets lo reprendió, diciéndole: “Sería mejor que no ayunaras, si lo haces jactándote de ello”.

Por ejemplo, si asisto a la comida que se sirve en memoria de algún difunto, siendo miércoles, viernes o cualquier otro día de ayuno, no pruebo nada que no sea “de ayuno”, porque además los otros asistentes verán lo que hago (de todas formas, nunca rompo mi ayuno, ni aún estando solo en casa). Entonces, ¿por qué habría de romperlo al comer con otros? Lo que hago es decirles a los anfitriones que estamos en día de ayuno y ellos sabrán qué servir... y si no tienen nada que sea “de ayuno”, simplemente no comes nada hasta llegar a tu casa. Esta es la mejor forma de proceder.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniţi de luaţi bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 111-112)