Palabras de espiritualidad

10 aspectos de la vida de Santa Teodora de Sihla

    • Foto: Florentina Mardari

      Foto: Florentina Mardari

“… Teodora empezó a orar fervientemente para que Dios la librara de las manos de los ocupantes. En ese momento, milagrosamente, la roca del fondo de la cueva se partió en dos, como aún a día de hoy se puede ver, y la santa logró escapar con vida”.

He aquí diez aspectos menos conocidos sobre la “flor espiritual de Moldova”, canonizada por el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana el 21 de junio de 1992:

1. Santa Teodora nació a mediados del siglo XVII en el pueblo de Vanatori, Neamţ (Rumanía), en el seno de una familia muy devota. Su padre, Stefan Joldea Armaşul, tenía un cargo militar en la Fortaleza de Neamţ, en donde también era armero.

2. Algún tiempo después de la muerte de su hermana, Teodora contrajo matrimonio con un joven ucraniano, ante la insistencia de sus progenitores. Ya que no tuvieron hijos, ambos decidieron retirarse a la vida monacal. Así, Teodora entró a la skete Vărzăreşti (Vrancea), y dos años después su esposo era tonsurado en la skete Poiana Mărului, recibiendo el nombre de Eleuterio.

3. Cuando los turcos invadieron la región de Buzău, incendiaron la skete Vărzăreşti. Entonces, todas las monjas se dispersaron en los bosques circundantes. Lo mismo hizo Teodora. Se escondió en las montañas de Vrancea con su stáretsa, la esquema-monja Paisia, de quien era discípula.

4. Luego de una revelación espiritual —consecuencia de la muerte de la madre stáretsa—, Teodora se retiró a la región de Neamţ, para vivir como asceta en los bosques que rodean a los monasterios Sihăstria y Sihla.

5. Un anacoreta le ofreció su celda, situada cerca del monasterio y de una cueva. Nadie, a excepción del piadoso Pablo, quien además se convirtió en su padre espiritual, sabía de la existencia de aquel lugar. Su alimento diario estaba conformado por hojas de acedera, frutas silvestres y semillas.

6. Cuando los invasores turcos llegaron a la región moldova, penetraron hasta los bosques de Sihla, y Santa Teodora se refugió en la cueva que le legó el padre Pablo. Cuando los turcos la descubrireron, Teodora empezó a orar fervientemente para que Dios la librara de las manos de los ocupantes. En ese momento, milagrosamente, la roca del fondo de la cueva se partió en dos, como aún a día de hoy se puede ver, y la santa logró escapar con vida.

7. Cuando oraba, su rostro se iluminaba y su cuerpo se elevaba del suelo, al igual que Santa María Egipcíaca.

8. De vez en cuando, las aves del cielo le llevaban en sus picos pequeños trozos de pan del comedor del Monasterio Sihăstria, y el agua que bebía la obtenía de una oquedad que había en una roca cercana, llamada aún hoy la “Fuente de Santa Teodora”.

9. Después de entregar su alma al Señor, el cuerpo de Santa Teodora permaneció oculto en la cueva hasta 1830, cuando la familia del príncipe Mijail Sturza —quien renovó la entonces skete Sihla— hizo colocar las santas reliquias en una bella arca, que fue puesta en la iglesia del cenobio para su veneración.

10. En 1856, la familia Sturza acordó con el stárets del Monasterio Pecerska de Kiev la entrega de las santas reliquias, a cambio de un conjunto de vestiduras para sacerdotes y jerarcas de la Iglesia. Así fue como las reliquias de Santa Teodora dejaron el país y fueron llevadas a las catacumbas de Pecerska, en donde aún son conservadas en su cofre, mismo que tiene dos inscripciones: uno, en rumano (Sfânta Teodora din Carpaţi) y otro en idioma eslavo (Sveti Teodora Carpatina).