Palabras de espiritualidad

¿Acaso no es posible que lleves a la salvación a tu esposo, gracias a tu devoción y a la fe que practicas?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Peca quien se atreve a despreciar el matrimonio. Dios bendijo dos caminos, el del matrimonio y el del monacato, y ambos son sendas de la Cruz.

Algunas veces debes viajar con tu esposo, para que en su vida no haya una diferencia significativa entre su vida individual y su vida de familia. No apresuren las cosas: no olvides que al matrimonio se llega con responsabilidad y de forma consciente, porque es un sacramento que nos llena de obligaciones. (...)

La mamá de San Gregorio el Teólogo era creyente, mientras que su papá era un pagano. Creo que en esos tiempos no era un problema todo lo relacionado al casamiento. Sin embargo, el final es la corona todo esfuerzo. Así, aquella madre logró formar a sus hijos en la fe ortodoxa, y el padre murió siendo un jerarca ortodoxo. Recordemos, además, que el amor carnal es uno de los elementos de la vida conyugal y se bendice en el Sacramento del Matrimonio. Por eso, peca quien se atreve a despreciar el matrimonio. Dios bendijo dos caminos, el del matrimonio y el del monacato, y ambos son sendas de la Cruz. Ustedes ya eligieron su camino y ahora deben cargar esa cruz hasta el final, con amor y buena disposición. ¿Acaso no es posible que lleves a la salvación a tu esposo, gracias a tu devoción y a la fe que practicas? Lee el capítulo 7 de la I Carta a los Corintios, ahí encontrarás la respuesta que buscabas.

(Traducido de: Arhimandritul Ioan Krestiankin, Povăţuiri pe drumul Crucii, Editura de Suflet, Bucureşti, 2013, pp. 183-184)