¡Acepta lo que te den con amor!
“Vano es todo lo que tomas por egoísmo, y eternidad lo que aceptas con amor, para darle la alegría de la reciprocidad a quien te ofrece algo con afecto”.
Siempre tuve mis reservas a la hora de aceptar obsequios, incluso de parte de mis amigos, a los que, como se puede suponer, esta actitud muchas veces los enfadaba, muy a pesar mío. El padre “vio” esta debilidad mía, detrás de la cual, aunque “idealizado”, se escondía el orgullo, y se propuso ayudarme a superarla. Yo nunca le había hablado de este problema. Pero, un día, inesperadamente, me dijo:
—Cuando te den algo por amor, tienes que aceptarlo.
La intervención del Anciano, directa y precisa, me hizo recordar unas palabras que me habían impresionado mucho cuando era adolescente: “Vano es todo lo que tomas por egoísmo, y eternidad lo que aceptas con amor, para darle la alegría de la reciprocidad a quien te ofrece algo con afecto”.
Un amigo mío, un hombre recto y con preocupaciones ascéticas, meditaba si era correcto conservar una parte de su salario para sus necesidades personales, y dar el resto a los pobres. Sin embargo, lo que lo hacía dudar era que la cantidad que había apartado para cubrir sus gastos básicos le parecía insuficiente. Así, fue a buscar al Anciano y le contó lo que le estaba pasando. El padre Porfirio le dijo:
—¿Por qué te preocupas por estas cosas, hijo? Aparta para ti lo que quieras y dedica tu esfuerzo a amar más a Cristo. Entonces, todos los demás problemas se irán resolviendo por sí mismos.
(Traducido de: Părintele Porfirie Kafsokalivitul, Antologie de sfaturi şi îndrumări, Editura Bunavestire, Bacău, pp. 43-44)