¡Acuérdate de las tentaciones que tuvieron que enfrentar los santos y tranquilízate!
No se sientan tristes porque el demonio de los vicios les presenta imágenes provocadoras para inducirles una predisposición perniciosa y peligrosa. Porque si pensamos en la incertidumbre del momento de nuestra propia muerte, nos tranquilizaremos. Por tanto, ¡oren, hijos míos, y no teman! La Santísima Madre de Dios, protectora nuestra, nos dará nuevamente la victoria.
En general, tus pensamientos son meramente humanos.
Empieza, entonces, a confiar en Dios Todopoderoso, y todo eso se desvanecerá, “Con todo, ni un cabello de su cabeza se perderá. ” (Lucas 21, 18). “Cristo Jesús permanece hoy como ayer y por la eternidad ” (Hebreos 13, 8). Acuérdate de las tentaciones que atravesaron los santos, y tranquilízate. No se sientan tristes porque el demonio de los vicios les presenta imágenes provocadoras para inducirles una predisposición perniciosa y peligrosa. Porque si pensamos en la incertidumbre del momento de nuestra propia muerte, nos tranquilizaremos. Por tanto, ¡oren, hijos míos, y no teman! La Santísima Madre de Dios, protectora nuestra, nos dará nuevamente la victoria. Piensa en la preciosa alma de tu hermana y en su inestimable valor, porque Cristo murió también por ella.
Ten paciencia en todo, recuerda que Cristo fue insultado, golpeado, atormentado con el látigo y finalmente clavado en la Cruz. Y todo esto Él lo sufrió por nosotros. Por eso, también a nosotros nos corresponde sufrir de manera semejante por Su amor, y también por nuestra propia salvación, a pesar de nuestros innumerables pecados. Considera cualquier insulto que recibas, como si se tratara de una corona de oro.
(Traducido de: Comori duhovniceşti din Sfântul Munte Athos – Culese din scrisorile şi omiliile Avvei Efrem, Editura Bunavestire, 2001, p. 248)