En la laura de la Santísima Trinidad de San Sergio de Radonezh, vi una iglesia que tenía esta inscripción en la fachada: “Al Dios conocido”. Esta pretensión se le permite al hombre. Sin embargo, después de nuestra caída moral, nacemos en pecado y vivimos en un mundo que no ora, el cual le teme a Cristo más que a cualquier otra cosa o persona. Por eso es que Cristo dice: “Si me seguís, seréis aborrecidos por todas las naciones, por causa de Mi Nombre.”. Todos tenemos que ponernos en esta perspectiva: cómo evitar el pecado. La tragedia de la historia humana es, en su esencia, consecuencia del orgullo. El ser que se considera a sí mismo un dios, se convierte en demonio, en virtud de la auto-divinización. Esta es la esencia del concepto de “caída”.

(Traducido de: Arhimandritul Sofronie, Cuvântări duhovnicești, vol I, Editura Accent Print, p. 108-109)