Alaben al Señor cada mañana
¡Que Tu misericordia nos proteja, Señor de la aurora y del ocaso!
Alaben al Señor por la mañana, hijos de la Iglesia. Cada mañana glorifiquemos a Aquel que es Benevolente. Honrémoslo, porque Él dispone de Sus astros para alumbrarnos de día y de noche.
El velo de la noche se ha levantado ya, y sobre cada criatura ha brillado la luz de Dios. El amanecer despierta a los que duermen. Sea que Tu luz, Señor, ilumine nuestros corazones.
Tú mismo, Señor nuestro, enséñanos a glorificarte y llena nuestras almas de vida, y así como nos has sacado de la oscuridad, líbranos también del infierno.
Alimenta a todos los hijos de la Iglesia con Tu gracia, porque ellos también te buscan. ¡Que Tu misericordia nos proteja, Señor de la aurora y del ocaso!
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Psaltire sau cugetări evlavioase şi rugăciuni, Editura Sophia, Bucureşti, 2011, pp. 150-151)