Palabras de espiritualidad

¡Alégrense los “cansados y agobiados”!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La alegría y el consuelo, en medio del dolor y la injusticia, no son provocados por la naturaleza de las tentaciones y las pruebas, sino por la gracia de Dios, que consuela a los “cansados y agobiados”.

¿Por qué los hombres virtuosos, amigos de Dios, son perseguidos y, no obstante, siguen siendo felices?

Como discípulos del modelo original, ellos siguen a su mentor y guía, quien les dice: “sufrirán la persecución en el mundo” (Juan 16, 33), “serán odiados por todos por causa mía” (Mateo 10, 22) y “si a Mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes” (Juan 15, 20). Además, “Ustedes son los que han permanecido conmigo, compartiendo Mis pruebas” (Lucas 22, 28). Y en Su oración sacerdotal, dice: “Yo les he dado Tu mensaje, y el mundo los ha odiado” (Juan 17, 14).

A partir de todo esto puede entederse que el camino “que lleva a la vida” es “angosto y lleno de angustias, siendo pocos los que lo encuentran” (Mateo 7, 14). Porque los que aman a Dios no sólo no rechazan las ofensas, sino que además se alegran en ellas, ya que son bienaventurados en su calidad de atletas, héroes y herederos del Reino de su Padre: “Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias” (Mateo 5, 11).

En esencia, todos los hombres son perseguidos y vejados, pero no se alegran por ello, sino que se quejan, lloran y sufren. Mas la alegría y el consuelo, en medio del dolor y la injusticia, no son provocados por la naturaleza de las tentaciones y las pruebas, sino por la gracia de Dios, que consuela a los “cansados y agobiados” por su sumisión a la voluntad divina, no sólo en el presente, sino eternamente. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo” (Mateo 5, 12).

(Traducido de: Geronda Iosif Vatopedinul, Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, 2012, p.112)