Alegría, fe y coraje
¿Qué aroma de amor por la humanidad, qué llama de amor puro, qué pensamientos de compasión y misericordia no pueden encontrarse en abundancia en la Madre del Señor, quien durante nueve meses llevó en su virginal vientre a Cristo?
El frasco en el que se pone la mirra conserva ese dulce aroma, incluso cuando está vacío. Mientras más tiempo haya estado en él la mirra, más fuerte será la fragancia del frasco.
Y si aún hay mirra en el frasco, éste olerá mucho mejor que los que están vacíos.
Podemos mencionar también que lo que está mucho tiempo junto a un objeto caliente, conserva ese mismo calor, aún cuando éste se aleja.
Con estas observaciones he querido preguntarte: ¿Qué aroma de amor por la humanidad, qué llama de amor puro, qué pensamientos de compasión y misericordia no pueden encontrarse en abundancia en la Madre del Señor, quien durante nueve meses llevó en su virginal vientre a Cristo? ¡Ella, que siempre tiene en su regazo y en su amor al Hijo de Dios!
Por eso, así como todo lo está cerca de un frasco que contiene mirra, se llena de ese aroma y todo lo que está cerca del fuego se calienta, así también, o quizás aún más, todo aquel que en su necesidad se acerca, con humildad y con fe a la divina Mirra y al fuego de la misericordia y compasión, que arde perpetuamente en el seno de la Madre de Dios, con certeza recibirá auxilio, bienestar y dones, en la medida de su fe y su coraje.
(Traducido de: Nicodim Aghioritul, Războiul nevăzut, Editura Egumenița, Galați, pp. 150-151)