Algunos consejos espirituales de San Juan Crisóstomo
Quien no respeta los mandamientos de Dios, con el tiempo deja de respetarse a sí mismo.
No hay nada que llene tanto de alegría al alma, como el hecho de amar y ser amados.
No pongas la paz y la concordia en un sitio más alto que la verdad.
No es posible que el hombre se salve, si no hace nada por la salvación de su prójimo.
La tristeza, el desasosiego, la ira y las preocupaciones excesivas oscurecen la mente y no la dejan pensar racionalmente.
Cada cosa tiene su momento. Lo que se hace a destiempo no sólo es inútil, sino que también puede ser perjudicial.
Quien no respeta los mandamientos de Dios, con el tiempo deja de respetarse a sí mismo.
El Matrimonio es un sacramento muy importante. La unión de hombre y mujer es la imagen de la unión entre Cristo y la Iglesia.
Que no te importe la opinión de los que son muchos y malos, sino de los que son buenos, aunque pocos.
Nadie es verdaderamente libre, sino solamente aquel que vive para Cristo. Se trata de uno que se ha alzado sobre todo mal y no le tiene miedo a nada.
El hombre de Dios debe ser simple y carente de toda maldad y astucia, porque Cristo dio: “Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mateo 18, 3).
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, p.352-373)