Amando a tu semejante, a Dios mismo estás amando
El amor por nuestro semejante es una manifestación de nuestro amor a Dios, cuando realmente lo amamos. De lo contrario, el amor por nuestro prójimo no es guiado por el Mandamiento del Amor, sino que se trata de un simple e improvisado esfuerzo espiritual.
En la mayoría de casos, las personas no experimentan el amor cual virtud. Tienen la impresión que aman a Dios, pero no cumplen con Sus mandamientos. Pero nuestro Señor Jesucristo dice: “El que me ama guarda Mis mandamientos”. Luego, no se puede cumplir con los mandamientos de Dios, sin amarlo; si, con todo, alguien actuara así, se trataría de un cumplimiento parcial.
Hay mandamientos que cumples y mandamientos que no cumples. Pero el que ama a Dios cumple con todos Sus mandamientos, incluyendo el Mandamiento del Amor. El amor por nuestro semejante es una manifestación de nuestro amor a Dios, cuando realmente lo amamos. De lo contrario, el amor por nuestro prójimo no es guiado por el Mandamiento del Amor, sino que se trata de un simple e improvisado esfuerzo espiritual.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Părăian, Iubirea de aproapele – ajutor pentru bucuria vieții, Editura Doxologia, Iași, 2014, pp. 16-17)