Amarnos los unos a los otros
Cualquier acción virtuosa es fruto del amor. Por eso fue que el Señor habló muchas veces sobre este tema: “En esto reconocerán todos que sois Mis discípulos, en que os amáis unos a otros” (Juan 13, 35).
Cualquier acción virtuosa es fruto del amor. Por eso fue que el Señor habló muchas veces sobre este tema: “En esto reconocerán todos que sois Mis discípulos, en que os amáis unos a otros” (Juan 13, 35). Tal como durante toda nuestra vida alimentamos diligentemente nuestro cuerpo, del mismo modo debemos amar a nuestros semejantes, y, por supuesto, con un celo mayor al que dedicamos a cuidar de nuestro cuerpo, porque el amor nos conduce a la vida eterna y nunca dejará de existir.
La necesidad del amor no la aprendemos solamente a partir de las palabras de Dios, sino también desde Sus actos. Un ejemplo de esto es la forma en que nos creó. Creando al primer hombre, Dios dispuso que de él provinieran todos los demás, para que todos fuéramos considerados como uno solo y nos uniéramos en el amor.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 137)