Palabras de espiritualidad

¿Amo o me parece que amo?

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

De dos buenas obras, elige siempre la que sea más grande. El mandamiento del amor es el más grande, el más importante, por eso tanto insistía en él nuestro Señor. Luego, se trata de una pregunta justificada, que todos deberíamos hacernos: “¿Amo o no amo?”.

Dos cristianos decidieron ir a Jerusalén. En aquellos tiempos, los viajes largos se hacían en barco, entre dificultades, porque no existían aún los aviones. De camino al puerto del que habrían de partir, pidieron posada en una casa grande, cuyos habitantes eran una familia de enfermos. Y sucede que ambos peregrinos se pusieron a ayudar a aquella gente. En un momento dado, uno de ellos dijo:

‒ He decidido que ya no quiero ir a Jerusalén. No puedo abandonar a estos enfermos.

‒ Pero... ¿no habíamos dicho que iríamos juntos?

Mas viendo que el otro no cambiaba de idea, partió solo. Al llegar a Jerusalén, se encontró con que las calles estaban repletas de gente, porque se celebraba la fiesta de la Resurrección del Señor. Como pudo, aquel peregrino se adentró en la iglesia, y... ¡oh, sorpresa! Justo frente al altar, pudo divisar a su amigo, quien se había quedado cuidando a aquella familia de enfermos.

De dos buenas obras, elige siempre la que sea más grande.

El que se quedó cuidando a los enfermos alcanzó el culmen de las enseñanzas bíblicas: el amor. Entonces, ¿para qué necesitas irte hasta Jerusalén? Por tradición. Porque puedes permitírtelo. Porque tienes suficiente tiempo y dinero. ¿Pero qué pasa si hay alguien ofendido contigo? El mandamiento del amor es el más grande, el más importante, por eso tanto insistía en él nuestro Señor. Luego, se trata de una pregunta justificada, que todos deberíamos hacernos: “¿Amo o no amo?”. ¡Es un mandamiento, ni más ni menos! No crean que las palabras de nuestro Señor tuvieron validez sólo en aquellos tiempos, para sus apóstoles. No. Son palabras con vigencia eterna. Y nosotros tenemos el privilegio de ser cristianos. Seguramente no tenemos nada que ver con Tutankamón o con Buda. No, seguimos a Cristo. ¡Recuerden, el amor será el criterio para el Día del Juicio!

(Traducido de: Părintele Arsenie Papacioc, Despre armonia căsătoriei, ediţie îngrijită de Ieromonahul Benedict Stancu, Editura Elena, Constanţa, 2013, pp. 19-20)

 

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