—Padre, ¿cómo podemos acercarnos a esos jóvenes que han tomado un camino equivocado?

—Con amor. Si existe amor verdadero, noble, inmediatamente reciben esa buena noticia en su interior y se quedan desarmados. A mi celda vienen a visitarme toda clase de jóvenes, con todo tipo de problemas. Salgo a su encuentro, nos saludamos, les hablo y, al poco tiempo, nos hacemos amigos. Abren su corazón y reciben mi cariño. ¡Otros, pobres de ellos, necesitan tanto! Tienen sed de amor. Se ve claramente que no han recibido afecto, ni siquiera por parte de sus propios padres. No terminan de llenarse, si les ofreces un poco de amor...

Si los compadeces, si los amas, ellos empiezan a olvidar sus problemas. Se olvidan hasta de las drogas. Se alejan sus propias enfermedades, renuncian a sus iniquidades, y regresan, al tiempo, como devotos fieles. al Santo Monte Athos. Porque, de una determinada forma comienzan a sentir el amor de Dios. Y esa nobleza no puede sino conmoverte el corazón.

(Traducido de. Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti. Volumul I. Cu durere și dragoste pentru omul contemporan, Editura Evanghelismos, București, 2012, pp. 270-271)