Amor y armonía, normas esenciales de convivencia
Tal como las cuerdas de la lira, aunque son muchas, emiten un sonido muy dulce si vibran en armonía bajo la acción de los dedos del intérprete, también aquellos que se entienden bien, como una lira de amor, emiten una melodía maravillosa.
El amor te muestra a tu semejante como a otro “yo” tuyo. Te enseña a alegrarte en su felicidad, como si fuera tu propia alegría, y a entristecerte con sus adversidades, como si también fueran las tuyas. El amor hace de muchos un solo cuerpo, y, de sus almas, vasos del Espíritu Santo. Porque el Espíritu de la paz no mora ahí donde reina la discordia, sino en donde hay unidad entre las almas.
Además, el amor les da a los hombres una gran fuerza. No hay una fortaleza tan inexpugnable, tan poderosa e invencible, como una multitud de personas que se aman y se mantienen unidas con el fruto del amor, que es la comprensión. De este modo, hasta los mismos ataques del demonio pueden ser rechazados, porque, enfrentándolos juntos, nos hacemos invencibles, inutilizando sus embestidas y recibiendo, por ello, las resplandecientes coronas del amor. Tal como las cuerdas de la lira, aunque son muchas, emiten un sonido muy dulce si vibran en armonía bajo la acción de los dedos del intérprete, también aquellos que se entienden bien, como una lira de amor, emiten una melodía maravillosa.
Por eso es que Pablo aconseja a los fieles que busquen, en toda circunstancia, mantener la armonía y la humildad, viendo al otro como alguien superior, para que la vanidad no ahoge al amor, para estar todos unidos, honrándose recíprocamente y sirviéndose el uno al otro.
(Traducido de. Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele Vieții, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, pp. 138-139)