¡Apartémonos de los pecados carnales!
Arrepintámonos, no solamente de nuestros actos lujuriosos, sino también de nuestros impulsos, nuestros deseos y nuestros pensamientos impuros. ¡No sabemos cuánto nos queda de vida y si tendremos tiempo para arrepentirnos!
Por favor, hermanos, no entristezcamos a la Purísima Madre del Señor con el pecado del desenfreno. Arrepintámonos, no solamente de nuestros actos lujuriosos, sino también de nuestros impulsos, nuestros deseos y nuestros pensamientos impuros. ¡No sabemos cuánto nos queda de vida y si tendremos tiempo para arrepentirnos! Luego, trabajemos para apartar de nosotros las estremecedoras palabras del Señor: “En donde te encuentre, ahí te juzgaré” (ver Ezequiel 3, 20; 18, 20-22).
(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim Sobolev, Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, București, 2007, p. 203)