Aprender desde el dolor
A los hombres les cuesta entender que la redención por medio de las aflicciones demuestra, no que Dios nos haya abandonado, sino Su inmensa misericordia para con nosotros.
Todas las tribulaciones que enfrentamos tienen su origen en nuestras propias faltas, no en Dios. Él solamente las permite y lava con ellas nuestras culpas. Sin embargo, a los hombres les cuesta entender que la redención por medio de las aflicciones demuestra, no que Dios nos haya abandonado, sino Su inmensa misericordia para con nosotros. Aún más: así es como sabemos que Dios cuida de nosotros, si hay aflicciones en nuestra vida.
Ya que Él es Bondadoso y Omnisciente, cuida de nosotros y nos purifica piadosamente, querámoslo o no, aunque lo entendamos ahora o después. Porque: “El Señor es paciente, pero de gran poder, y no deja pasar nada” (Nahún 1, 3). Él espera un tiempo para ver si nos arrepentimos voluntariamente o no; si aprendemos de las tribulaciones de otros o esperamos a que nos golpeen también a nosotros.
Dios quiere ayudarnos a todos, pero no todos aceptamos Su Providencia. Por eso es que hay pecadores que no sufren ninguna adversidad. Es que Dios los ha abandonado. Porque, conociendo su inclinación y su obstinación en no sanar (espiritualmente), incapaces de entender Su guía, Él los deja con todo y sus pecados.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 120)