Palabras de espiritualidad

Aprendiendo a amar a todos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Debemos tener un corazón lleno de misericordia y amar no solamente a los demás, sino también a cualquier criatura, a todo lo creado por Dios.

Debemos tener un corazón lleno de misericordia y amar no solamente a los demás, sino también a cualquier criatura, a todo lo creado por Dios.

Pasando junto a un árbol, cogiste una de sus hojas y se la arrancaste, sin que fuera necesario. Aunque esto no sea pecado, me duele esa hoja arrancada. El corazón que ha aprendido a amar se apiada de cualquier criatura. Pero el hombre es la más importante de ellas. Por eso, si ves a uno que se ha desviado y está perdido, pide por él y llora por él, si puedes; y si no puedes, al menos suspira por él ante Dios. El Señor ama las almas que hacen esto, porque se asemejan a Él.

Así oraba San Paisos el Grande por uno de sus discípulos, que había renunciado a Cristo para casarse con una hebrea. ¡Que Dios le perdone! Y el Señor se alegró tanto por esta oración, que buscó la forma de consoloar a Su siervo. Entonces, se le mostró y le dijo: “Paisos, ¿porque oras por esa persona que renunció a Mí?”. Y el santo respondió: “Señor, Tu eres piadoso... ¡perdónalo!”. Al escuchar esto, el Señor dijo: “¡Oh, Paisos, por tu gran amor has llegado a asemejarte a Mí!”. ¡Tanto le agrada al Señor la oración que hacemos por nuestros enemigos!

(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, 1996, pp. 93-94)